
Algo esencial para mantener el equilibrio de los ecosistemas, además de satisfacer nuestras necesidades diarias, son los recursos naturales. Sin embargo, asistimos a un momento en el que la presión que las actividades humanas ejercen sobre ellos genera todo tipo de desafíos a nivel global. Es por esto por lo que existen instituciones como la Escuela de Sostenibilidad de la Universidad Europea, que se encarga de la formación de profesionales capacitados para enfrentar estos desafíos y, además, promover un uso responsable de los recursos.
La comprensión de la naturaleza, así como la correcta gestión de estos recursos se ha convertido en un factor fundamental, tanto a nivel nacional como mundial. La exploración y desarrollo de energías renovables, es uno de los temas centrales de esa correcta gestión, por lo que la Maestría en Energías Renovables de la Universidad Europea en Ecuador es una titulación de cuarto nivel que prepara a los profesionales para diseñar y gestionar proyectos basados en distintos tipos de energías como la solar, hidráulica, biomasa, eólica y biocombustible.
Todos los elementos y materiales proporcionados por la naturaleza que son utilizados por los seres humanos para su subsistencia y desarrollo son conocidos como los recursos naturales. Estos tienen entre sus beneficios los de regular el clima, además de proporcionar alimentos, materias primas y medicinas. Como forman parte de la biodiversidad, permiten a su vez el desarrollo de actividades como la pesca, la agricultura y la minería.
Los recursos naturales se dividen en dos categorías:
Comprender esta clasificación y también sus implicaciones es algo vital en el propósito de diseñar estrategias de gestión sostenible que permitan conservar un equilibrio ecológico, tanto a nivel local como global.
Se entiende a la sobreexplotación de los recursos naturales como el uso excesivo e insostenible de los mismos, más allá de su disponibilidad o de su capacidad de regeneración. Esto suele deberse al crecimiento de la población, que redunda en el aumento de la demanda de productos y servicios, sumado a la falta de una gestión adecuada.
En distintos puntos del planeta existen numerosos y variados ejemplos de sobreexplotación, entre los que están la deforestación masiva por la tala de árboles, el uso excesivo del agua dulce, la minería descontrolada y la pesca intensiva. El peligro radica en que estas acciones generan desequilibrios ecológicos que afectan de forma negativa a la biodiversidad, pero también a la calidad de vida de las personas.
Situaciones como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la desertificación de algunas zonas del planeta, son solo algunas de las secuelas de la sobreexplotación. Generalmente, la gestión inadecuada de los recursos degrada los ecosistemas, haciéndolos más vulnerables a otros impactos y menos resilientes. Esto compromete su futuro, así como los servicios que pueden brindarnos y que están relacionados con la salud humana y ambiental.
Por poner un ejemplo de esto, podemos referirnos a ciertas regiones áridas, como el suroeste de los Estados Unidos o, incluso, algunas zonas de España, en las que la sobreexplotación de acuíferos ha provocado la escasez de agua potable y la baja calidad del recurso disponible.
Esto sumado a que la explotación no controlada de los recursos naturales tiene también implicaciones económicas, debido a que la falta de ciertos recursos puede provocar subidas en los precios de productos básicos, además de generar conflictos entre países o comunidades que entran en disputa por el acceso a dichos recursos.
Ante esta situación, se hace imprescindible adoptar enfoques de gestión sostenible que permitan impulsar la protección de los recursos naturales a largo plazo. El objetivo final de estas acciones y estrategias es el de la sostenibilidad ambiental, es decir, que sean capaces de cubrir las necesidades actuales sin comprometer la capacidad del planeta en el objetivo de cubrir las necesidades futuras.
Una de las principales estrategias en la conservación de los recursos naturales es el fomento de la formación de nuevos profesionales de la rama ambiental. Esto dado a través de programas académicos, como la Maestría en Gestión Ambiental de la Universidad Europea en Ecuador, un espacio en el que los profesionales interesados podrán crear, desarrollar y liderar proyectos sostenibles encaminados a cumplir con la preservación de la biodiversidad del planeta, así como su sostenibilidad.
Innovaciones tales como la producción de energías renovables mediante diferentes tipos de biomasa, aunadas al urbanismo sostenible o la agricultura de precisión, permiten optimizar el uso de los recursos, al tiempo que se puede reducir el impacto ambiental. Asimismo, prácticas como el reciclaje y la economía circular buscan reducir el desperdicio y reutilizar materiales contribuyendo a una menor presión sobre los recursos naturales.
Tanto los gobiernos como los organismos internacionales tienen la responsabilidad de establecer regulaciones y políticas capaces de garantizar la protección de los recursos. Esto incluye acciones como la creación de áreas protegidas, la implementación de límites de explotación para ciertos recursos y el fomento de prácticas sostenibles en los sectores de la agricultura y la minería.
¿Por qué se deben estudiar las energías renovables y otras soluciones? Porque solamente un profesional en ciencias ambientales es capaz de diseñar medidas sostenibles y promover cambios dentro de la sociedad con miras a un uso responsable de los recursos.
Estos profesionales especializados pueden analizar cómo afectan las actividades humanas a la naturaleza, su relevancia radica en la necesidad actual de respuestas para preservar los recursos naturales, además de garantizar un desarrollo sostenible. La combinación entre la educación, la innovación tecnológica y el compromiso político puede asegurar que las generaciones futuras disfruten de los mismos recursos que hoy en día sustentan nuestra vida en el planeta.