
Más allá de los accidentes físicos u otros peligros más evidentes, existen riesgos laborales que no se ven, pero que pueden afectar gravemente al bienestar de las personas trabajadoras. Entre ellos destacan los riesgos psicosociales, que tienen un impacto directo en la calidad del trabajo y en la salud de quienes lo desempeñan.
Su análisis resulta clave para la prevención y gestión de la salud ocupacional. Formarse con la Maestría en Seguridad y Salud Ocupacional de la Universidad Europea en Ecuador permite abordar con una visión técnica y actualizada estos riesgos, en los que profundizaremos a continuación.
Los riesgos psicosociales en el trabajo son aquellos aspectos del diseño, la organización y la gestión laboral o del contexto social del trabajo con el potencial de causar daño psicológico o físico. Suelen estar relacionados con condiciones de empleo inadecuadas, una comunicación deficiente, cargas de trabajo excesivas o la ausencia de apoyo por parte de la organización.
En Ecuador, como en otros países de la región, el marco que rige la gestión de estos y otros riesgos laborales parte de la normativa del Ministerio del Trabajo. A esto se suman los estándares internacionales, como los establecidos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Estos reconocen la salud mental como parte fundamental de la salud ocupacional.
Los factores de riesgo psicosocial son variados y pueden combinarse entre sí, incrementando su efecto en la salud y el rendimiento laboral. Algunos de los más comunes son:
Cuando estos factores se mantienen en el tiempo y no se gestionan adecuadamente, es probable que deriven en afecciones mentales o físicas.
Los tipos de riesgo psicosocial pueden clasificarse según las situaciones o condiciones que los generan. A continuación, describimos los principales tipos con un ejemplo ilustrativo para cada uno.
Se produce cuando las exigencias superan la capacidad del trabajador para afrontarlas, generando tensiones físicas y emocionales que afectan seriamente la salud. Por ejemplo, en el sector financiero, los trabajadores que deben cumplir metas comerciales excesivamente altas en poco tiempo suelen experimentar altos niveles de estrés.
También conocido como desgaste profesional, es el resultado de una exposición prolongada al estrés que deriva en agotamiento emocional y desmotivación. El personal sanitario que enfrenta turnos extensos y condiciones precarias puede presentar síntomas de burnout tras meses de trabajo continuo sin pausas adecuadas.
Incluye comportamientos repetitivos de hostigamiento que buscan desestabilizar emocionalmente a una persona dentro del entorno laboral. En este contexto se encuadra también el acoso laboral, una de las formas más reconocidas de violencia en el trabajo. Por ejemplo, un empleado que es constantemente ignorado en reuniones y excluido de tareas importantes puede estar siendo víctima de acoso.
La imposibilidad de compatibilizar la vida personal y laboral afecta negativamente a la salud mental y al desempeño. Quienes trabajan en modalidad de guardias nocturnas sin posibilidad de planificar su tiempo libre suelen reportar insatisfacción y agotamiento físico.
La incertidumbre respecto al futuro profesional puede convertirse en un factor de riesgo importante, ya que genera ansiedad y desmotivación. Los empleados de empresas que atraviesan procesos de reestructuración sin comunicación clara usualmente enfrentan altos niveles de inseguridad y estrés.
Los efectos de los riesgos psicosociales en el trabajo se manifiestan tanto a nivel individual como organizacional. Entre las consecuencias más comunes se encuentran:
Para prevenir estos efectos, se recomienda adoptar políticas organizacionales centradas en el bienestar. La implementación de estrategias como evaluaciones periódicas del clima laboral, capacitaciones sobre liderazgo positivo, políticas de conciliación y protocolos contra el acoso suele ser efectiva para reducir estos riesgos.
Además, el monitoreo constante de indicadores de salud ocupacional y el diseño de planes de acción permiten a las empresas anticiparse a situaciones de riesgo. Esto mejora el ambiente de trabajo, la productividad y la reputación institucional.