
Algunas personas aprenden mejor a través de la experiencia directa y la participación activa, mientras que otras prefieren escuchar atentamente, tomar apuntes detallados o desarrollar sus propios esquemas conceptuales. No existe una única forma correcta de aprender, sino que cada persona puede sentirse más cómoda con uno u otro estilo de aprendizaje.
Para los profesionales de la educación, comprender esta diversidad se vuelve fundamental. Las maestrías en educación de la Universidad Europea en Ecuador permiten profundizar en el conocimiento de estos estilos y desarrollar metodologías más efectivas para el aula, desde la Maestría en Innovación Educativa hasta programas especializados en Maestría en Tecnología Educativa que exploran el uso de herramientas digitales en el proceso formativo.
En este artículo exploramos qué son los estilos de aprendizaje, para qué se utilizan y por qué es importante no confundirlos con los tipos de aprendizaje.
Los estilos de aprendizaje representan una combinación de factores cognitivos, fisiológicos y afectivos que determinan la forma en que un estudiante se siente más cómodo al procesar, organizar y retener información durante su proceso de aprendizaje.
Actualmente, es fundamental que maestros y profesores sepan identificar los estilos de aprendizaje de sus estudiantes, ya que esto les permitirá:
A lo largo de los años han surgido diversas teorías y modelos que clasifican los estilos de aprendizaje. A continuación, presentamos algunos de los más reconocidos:
Caracteriza a estudiantes que prefieren la lógica y el razonamiento. Tienen facilidad para comprender planteamientos complejos y entender las razones detrás del funcionamiento de las cosas. Suelen utilizar esquemas como técnica principal de estudio.
Propio de personas que prefieren trabajar en grupo, compartir conclusiones con compañeros y llevar los conocimientos a la práctica colaborativa. El role playing resulta especialmente efectivo para este tipo de aprendices.
Los estudiantes con esta preferencia suelen valorar la soledad y tranquilidad para estudiar, además de ser muy reflexivos. Tienen tendencia a realizar autoevaluaciones frecuentes para monitorear su progreso.
Para estos estudiantes es fundamental que los contenidos estén bien estructurados visualmente. Asimilan mejor las ideas mediante imágenes, diagramas, gráficos, videos y mapas mentales.
Estos alumnos aprenden eficazmente a través de la escucha comprensiva, ya sea atendiendo explicaciones docentes, conferencias educativas o participando en debates.
Los estudiantes con esta preferencia asimilan mejor los conocimientos leyendo apuntes o elaborando sus propios textos y resúmenes.
Característico de personas que procesan mejor la información a través del tacto y el movimiento. Se apoyan en la construcción de simulaciones y la realización de experimentos prácticos.
Para entender mejor cómo se manifiestan estos estilos en situaciones reales, veamos algunos ejemplos concretos de cómo diferentes estudiantes abordan el mismo contenido:
Es fundamental tener en cuenta que la mayoría de los estudiantes presenta una combinación de estos estilos de aprendizaje, sin una preferencia única y determinante. Lo ideal es que los docentes utilicen esta información para crear métodos de enseñanza más diversos y adaptados a las necesidades individuales de cada alumno, brindándoles la oportunidad de desarrollar su potencial al máximo.
La comprensión profunda de estos procesos requiere tanto conocimientos sobre investigación educativa como desarrollo de competencias emocionales. La Maestría en Inteligencia Emocional forma a profesionales en técnicas empáticas y adaptativas que facilitan la identificación y el trabajo con diferentes estilos de aprendizaje, mientras que la investigación educativa moderna proporciona las herramientas metodológicas necesarias para evaluar la efectividad de estas aproximaciones pedagógicas.