La interdependencia comercial entre los países es cada vez mayor debido a la creciente globalización, impulsada por el acelerado proceso de digitalización que se ha producido en los últimos años. Pese a la incierta situación mundial que existe en la actualidad, las Naciones Unidas tienen la proyección de que este año el comercio internacional de mercancías aumente en un 3%.
Cada vez son más los jóvenes que se interesan por el comercio exterior o los negocios internacionales, algo comprensible en ese contexto. A pesar de que con frecuencia ambos términos se utilizan sin distinción, no es lo mismo cursar una Maestría en Negocios Internacionales que un programa enfocado solamente en el comercio exterior. Al estudiar una Maestría en Comercio Internacional, se ingresa a una formación que abarca materias como exportaciones, logística, economía y los procesos de globalización internacional del comercio.
El conocimiento de las diferencias entre comercio exterior y negocios internacionales es determinante para enfocar tu carrera profesional en la dirección que más se adecúa a tus intereses.
A la actividad económica que implica el intercambio de bienes y servicios entre todos los países del mundo se le conoce como comercio internacional, en el que se usan diferentes formas de pago y divisas. Este tipo de comercio engloba la totalidad de las transacciones que se producen entre naciones que mantienen acuerdos comerciales.
La característica de los países que participan en ese intercambio es que tienen “economías abiertas” debido a que su comercio está abierto al exterior. En ese contexto, no solo adquieren bienes y servicios del extranjero mediante las importaciones, sino que también exportan sus servicios y productos.
Los negocios internacionales sirven para aprovechar mejor los recursos disponibles, sumado a que expanden la capacidad productiva de los países. Además de esto, contribuyen a promover una mayor especialización, optimizar los costos de producción, generar empleo y estimular el crecimiento de la economía global.
La compra o venta de bienes y servicios fuera de las fronteras geográficas nacionales es el comercio exterior, de tal manera que las partes involucradas en la transacción comercial están en diferentes países. Su principal fin es el de satisfacer la demanda de los consumidores locales sacando provecho de los beneficios o productos que pueden ofertar otros países.
La ampliación de la capacidad del mercado interno y el poder brindar acceso a una mayor variedad de productos provenientes de terceros países son características del comercio exterior, que además permite vender en mercados extranjeros los excedentes, al momento en el que la producción supera la demanda interna.
La Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor) advirtió que, en 2023, se registraron las exportaciones no mineras y petroleras más bajas de los últimos años. Esto supone un reto en este sector, lo que abre las posibilidades para quienes se especialicen en este campo.
Ningún país es completamente autosuficiente, ya que, por lo general, depende de otras naciones para importar las materias primas o mercancías y exportar los productos o servicios de su territorio que tienen más demanda en el exterior. Esa interdependencia da posibilidad a dos tipos de comercio que se complementan: el comercio exterior y el comercio internacional.
La diferencia entre estos dos tipos de comercio radica en la amplitud de ambos conceptos, sumado a su alcance geográfico. El comercio internacional se refiere al comercio mundial de todos los bienes y servicios, mientras que el exterior se refiere a las transacciones de un país con el resto del mundo.
De esta manera, los negocios internacionales abarcan un ámbito mucho más amplio, ya que se refieren a las transacciones comerciales que se realizan en todo el mundo. En cambio, el comercio exterior se reduce a un espacio más restringido y limitado, de las relaciones de un país con otro.